En la antigüedad, esta zona era conocida como Ciudad de Champa y se caracterizaba por tener el puerto más importante del sureste asiático. Siglos más tarde, el lugar, ya convertido en un destacado centro comercial, fue poblado por numerosos chinos, japoneses, holandeses e indios. Por ese entonces, esta localidad estaba dividida por un puente japonés cubierto que, por uno de sus extremos, está unido a una pagoda budista.
En la actualidad, la ciudad antigua está considerada como Patrimonio de la Humanidad y es visitada por una gran cantidad de turistas que quedan asombrados por las características arquitectónicas, las tiendas de artesanías, las propuestas gastronómicas y los servicios de sastrería existentes en la zona.